HUEVOS AL PLATO SIN EL PLATO

HUEVOS AL PLATO SIN EL PLATO, 1932

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El huevo “blando”, un tema apreciado por Salvador Dalí, quien lo asigna a las imágenes prenatales y al universo intrauterino.

Dalí afirmaba que podía recordar el tiempo que estuvo en el útero de su madre, y así lo relaciono con el huevo, duro por fuera y blando por dentro. Fue un símbolo recurrente en toda su obra pues lo utilizó para referirse al nido, a su hogar.

El es el que cuelga de un hilo, cerca de otros objetos alusivos a su padre y quizás a su hermana y a su hermano.

En ésta composición, se impone de forma rotunda una estructura en ángulo recto, que puede recordar bien a escalones bien a un edificio de perfil moderno.

En la pared cuelga un objeto -similar a un paraguas rojo- y un reloj de cadena cuya silueta empieza a derretirse. Como ya hemos visto anteriormente, esta peculiar iconografía del reloj blando acabada de instaurarse con una obra como, La persistencia de la memoria (1931). 

En la parte superior de esa estructura, hay una especie de ventana en la cual, se puede apreciar cómo dos figuras, un adulto y un niño, están asomadas.

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